viernes, 22 de febrero de 2008

Piel inversa

cada día perdía un nervio de su piel, cada noche se sentaba en su camastro, se observaba detenidamente, con una pequeña aguja comenzaba a recorrer centímetro a centímetro todo su cuerpo, hasta que descubría que espacio dejaba de sentir dolor.
Cada día usaba un bisturí distinto, y meticulosamente cual experto cirujano, delimitaba la zona afectada con el, hasta que la piel sin dolor no existía, dejaba caer lágrimas en la herida, con la esperanza de que la carne absorbiera su pesar, y alimentara el crecimiento de nuevas raíces. Cada día una nueva punzada de dolor recorría su interior, que se acumulaba a la del día anterior, que se conectaba directamente a su cerebro, dándole descargas de angustia, ráfagas de desesperación, con cada movimiento brusco, con cada pensamiento.

Cada día perdía dos nervios de su piel, con lo que empezó a escarbar en las heridas, cada vez mas profundo, hasta llegar a los huesos, buscando, buscando, buscando su dolor.
Cada día dos nuevos payasos nacían en su interior, que se reían de el, que correteaban de arriba abajo su cuerpo, sentía los ecos de sus carcajadas en su cerebro, el agua de las bromas de sus flores notaba por su garganta, las bocinas de sus bufonadas sonaban en sus oídos.

Cada día perdía tres nervios de su piel, con lo que empezó a serrar sus huesos, a desmembrarse, cada vez mas arriba, cada vez mas alto, hasta que no le quedaron piernas.
Cada día tres malas ideas crecían dentro de si, un nuevo odio a la vida, un nuevo insulto a su ser y una nueva envidia a las personas.

Cada día perdía cuatro nervios de su piel, con lo que empezó a masticar sus brazos, a roer sus muñones, a ingerirse a si mismo.
Cada día cuatro nervios llegaban a su estomago, aterrorizados, huyendo del loco que atacaba los lugares donde moraban, uniéndose todos, creando tal cantidad de sensaciones que hizo estallar en mil pedazos su interior, recorriendo el poco cuerpo que le quedaba, hasta llegar a sus labios, y feneciendo en una sonrisa.

De OscaR a los locos que como sea, buscan la felicidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Días de falsas esperanzas golpean mi existencia,
Ilusiones de alcanzar un mundo feliz,
Feliz aunque irreal,
Me he tratado de engañar para no aceptar mi realidad,
Me he creído mi vuelta a la normalidad sin ver que no hay por donde escapar.
Es duro aceptar que la independencia no llegará,
Complicado vivir el presente sin girar la vista al pasado.
Miro al futuro y diviso mi ser dependiente,
Imágenes que me conducen a sólo ver la muerte.

Mi vida es vacía, desnuda, superficial, ¡qué triste la vida así!
Necesito poseer de nuevo las escurridizas riendas de mi voluntad.

Como dicen, he llegado al máximo y por mí no pueden hacer más,
Si este era el tope, ¿por qué me dieron falsas esperanzas?
Me siento muerto con treinta años,
Alma errante a partir de ahora, con el fin de no molestar.
Una habitación será mi mundo, mundo que un día tendré que quemar, hasta eso me da pereza.
Si tuviese valor, ardería ya.

Cuándo hallaré las fuerzas necesarias para atrapar y no dejar escapar sensaciones como las que me envolvieron hace horas.
"Luna estaba triste y sola, la vi y la llamé, con sigilosos pasos se acercó a mí,
Le hablé con la idea de apartar de sí su malestar,
Con timidez decidida, se sentó en mis rodillas, me abrazó y comenzó a llorar. Haciendo huir su mal, escapando así también una parte del mío.
Me hizo ver colores y, sin comprenderlo, sus lágrimas me hicieron feliz un instante, me dieron energía para comenzar a dibujar senderos desconocidos."

OscaR J. dijo...

todos me pidieron que aceptara mi realidad, pero yo no quise, preferí crear una realidad paralela, que se doblegara a mi voluntad, no necesito vivir en la realidad de nadie, más, necesito que todos conozcan la que creo cada día, solo así me siento pleno.