miércoles, 12 de marzo de 2008

Flor de noche

Existió en algún lugar una persona a la que la luz del sol le daba miedo, durante el día vivía encerrado en su hogar, tan solo salia cuando las farolas se iluminaban y la luna creaba sombras. Daba largos paseos bajo las estrellas, pasaba horas caminando en soledad, observando la ciudad oscura, las calles vacías, los sonidos, los aromas de la noche eran su vida, noctámbulos, yonquis, chulos, putas...mala vida, buena gente.

Se sentía solo, vacío, incapaz de comprender el porqué de su temor a la luz del sol, no conocía a nadie, era incapaz de relacionarse, era incapaz de hablar, nadie lo echaría de menos si desapareciese en algún momento, nadie preguntaría por el si dejase de respirar sobre su almohada, el olor a podredumbre atraería tan solo a moscas y gusanos...solo, vacío.

Durante uno de sus largos paseos, en una noche de invierno, en la que las estrellas eran las gotas de la fina lluvia que arreciaba, en la que la luna no conseguía traspasar las oscuras nubes, en un largo paseo, al doblar una esquina se dio de bruces con una personita, ambos cayeron hacia atrás y empaparon sus posaderas en la acera mojada, rápidamente se levantó e intentó ayudar a levantarse a la personita con la que había chocado, pero esta ya se había levantado, con una sonrisa en sus labios, y las gotas de lluvia reflejadas en sus ojos azules. - perdón dijo ella. Pero el fue incapaz de articular palabra, tan solo miraba como ella dejaba de sonreír y continuaba su camino con la cara sonrojada. El permaneció inmóvil, con cara de gilipollas se preguntaba para sus adentros, ¿por que he sido incapaz de hablar?, ¿por que ni me he disculpado?, y así permanecio durante un buen rato, hasta que la humedad le enmoheció los huesos.

Al día siguiente no podía dejar de pensar en esos ojos azules, en lo estúpido que había sido al ni tan siquiera disculparse, salió cuando oscureció, como cada día, pero ya no daba largos paseos, tan solo iba a la esquina donde chocó con la personita de ojos azules, con la esperanza de volver a verla, con la esperanza de tener la oportunidad de poder disculparse, de decirle que era la única sonrisa que había visto en su vida, así pasaba todas las noches, viendo los ojos azules reflejados en las gotas de lluvia, y cuando no llovía, salia una lágrima de sus ojos, que al caer hacia el suelo le mostraba una sonrisa.

Con el paso del tiempo comenzó a crecer una planta en la esquina, una planta cuya flor tan solo se abría durante la noche, una flor que nació donde siempre caían sus lágrimas. Una flor a la que pasaba horas mirando.

Su corazón dejó de latir sobre una silla un atardecer de mayo, esa noche la flor no se abrió hasta el amanecer, cuando paso por allí una personita de ojos azules, que paraba como cada mañana en esa esquina con la esperanza de volver a encontrarse a la persona con la que tropezó una noche de lluvia y a la que como cada día, le caía una lágrima sobre la flor.

- por fin me dejas ver tus pétalos abiertos,-donde le pareció ver una sonrisa reflejada-, quizás sea por que hoy el sol ha salido por el oeste.

de Oscar a una personita de ojos azules.

2 comentarios:

OscaR J. dijo...

consejo del dia;
votad que no m*m*n*s

Rocio dijo...

no te tiñas de rosa penkito,harme er favó...si tu stá muuuu wapuno asi,con tu pelaito de crasty,le va hasé caso ar people?